El Grupo de Investigación “Salud y Seguridad en la Montaña” se creó con el fin de investigar en la prevención de los
accidentes de montaña desde tres áreas íntimamente relacionadas en la persona en su interacción con el medio:
Seguridad en la Montaña, Medicina de Montaña y Aspectos Psicológicos relacionados con la Montaña.
Contacto: grupossm@gmail.com

jueves, 7 de mayo de 2009

Diario del Campo Base del Manaslu-II Días 1 al 7 de Mayo

Viernes, 1 de mayo – DEL CASTIGO DE LOS DEGÜELLAPOLLOS EN LA MONTAÑA DEL ALMA (Manaslu, 8.163 metros)
Mª Antonia Nerín no se atreve a contarlo; pero yo sí. Es una historia que encuentra base en vieja tradición budista tibetana, que dice que en las montañas no se pueden matar ni sacrificar animales, so pena de incurrir en la cólera y el castigo de los dioses que habitan en ellas. Hace años que oigo hablar, hablar de esta norma y de los duros castigos que sufren quienes no la respetan. Recuerdo que ya en 1980, durante el transcurso de la primera Expedición Aragonesa al Himalaya (Baruntse), Kantcha, nuestro cocinero, arrastró durante la marcha de aproximación, tirando de él con ronzal durante 12 ó 14 días, un magnífico carnero cuya misión era proveernos de carne fresca en el Campo Base. La idea me pareció estupenda, pues era la única manera de poder hacerlo. Pero me extrañó que decidiera sacrificarlo, cortándole el cuello con un certero tajo con el kukuri, cuatro días antes de que llegásemos al Campo Base, justo cuando nos introducíamos en el territorio de las grandes montañas propiamente dichas. ¿No era más lógico subir el carnero vivo hasta el Campo Base y allí sacrificarlo, conservándolo congelado en el glaciar mientras, poco a poco, nos lo íbamos comiendo? Me miró horrorizado y me hablo de la norma que impide sacrificar animales en las grandes montañas, y de los duros castigos que sufren quienes las incumplen. La verdad es que no le hice demasiado caso; aunque, quizás porque uno es descendiente directo de gallegos por línea paterna, tampoco lo eché en saco roto. Luego, durante mis viajes a las grandes montañas himaláyicas durante todos estos años, he ido escuchando relatos parecidos, que es posible que me hayan ido afectando. Así que, cuando la semana pasada el grupo de italianos que compartía Campo Base con nosotros en el Manaslu, sufrió un duro castigo, no pude menos que pensar en todo lo reseñado. Porque primero, uno de ellos, sufrió una lumbociática que obligó a evacuarlo en helicóptero desde el BC; después, otro padeció en los campos de altura un proceso agudo de difícil catalogación que le produjo la muerte antes de que, pese a los esfuerzos de todos, pudiese llegar a nuestras manos; lo que no ocurrió con un tercero al que, tras ímprobos esfuerzos, conseguimos hacer llegar al BC bien entrada la noche, en condiciones límite de deterioro psico-orgánico, que fue posible recuperar gracias a la eficiencia de una auténtica Unidad de Cuidados Intensivos que allí habíamos constituido; un cuarto sufrió congelaciones, y el quinto afectado sufrió un trauma psíquico que también obligó a evacuarlo en helicóptero. Total, que de los ocho miembros del grupo, cinco se vieron claramente afectados. Pero, ¿por qué? ¿Es que este Manaslu, esta Montaña del Alma (el nombre de Manaslu deriva del sánscrito MANASA que significa “espíritu o alma”), tiene algo especial contra los italianos? Porque aquí estamos de todo y, sobre todo, chinos, chinos de la China, japoneses, coreanos, tailandeses, tibetanos, filipinos, camboyanos, vitaminos (antes conchinchinos), etc., etc., etc. Y, sin embargo, hasta ahora, no le ha ocurrido nada especialmente digno de mencionar a ningún grupo, salvo el de los italianos. Quizá la explicación haya que buscarla en lo que nos comentaron los sherpas el día que, haciendo uso del prestigio profesional y moral que nos hemos ganado practicando la medicina de urgencia entre los habitantes del Valle del Budhi Gandaki por el que se llega a los pies del Manaslu, tuvimos que presionarlos para que colaborasen en bajar al BC, aunque fuera ya de noche y luchando contra todos los elementos desatados de la naturaleza, al italiano afectado de deshidratación y agotamiento, a fin de que pudiésemos tratarlo convenientemente, ya que de otro modo, no hubiera salido con vida del evento. Ese día nos dijeron: “OK, colaboraremos porque lo pedís vosotros que sois grandes médicos y habéis demostrado una gran y desinteresada entrega hacia cualquier enfermo, pero que quede claro que tienen bien merecido lo que les ha pasado”. Luego nos contaron que, pese a lo mucho que se les había insistido en no hacerlo y contraviniendo la inquebrantable norma existente al respecto, se habían empeñado en sacrificar en Samagaon cinco pollos para comérselos, que fueron degollados con un golpe seco de kukuri. Que en su opinión se había hecho justicia y cumplido la norma: a cambio de los cinco pollos, cinco montañeros. De ellos, el difunto, el que más había insistido en el degüello. Ojo por ojo y diente por diente. Y aún les parecía poco precio, porque en los noventa a una expedición francesa, que en otra montaña himaláyica del Nepal se empeñó en degollar un yak, la sorprendió días después una avalancha, haciendo desaparecer para siempre a todos sus miembros. Naturalmente que uno, en base a su formación académica y científica, no cree en este tipo de supersticiones y me encargué de demostrar concienzudamente su falacia, en base al análisis casuístico de probabilidades. Pero no sé si los convencí y, por otra parte, al igual que mis ancestros galaicos, pienso firmemente que no existen ánimas en pena, Santas Compañas, meigas, brujas y otras patrañas. Aunque eso sí, haberlas, haylas.

Sábado, 2 de mayo – ENTRE EL DESHIELO Y LA NIEVE

Parece que vuelve la calma al BC, pero no hay que confiarse. A media mañana hemos visto salir corriendo a los cocineros de la tienda-cocina después de oír un estruendo. Esta vez no ha sido una avalancha de nieve, ha sido un torrente de agua. El calor de estos días ha hecho que el agua aflorara a la superficie rompiendo la ladera de nieve. Ahora tenemos las tiendas con vistas “al canal”, todo un lujo de éste, nuestro HIGH-MOUNTAIN RESORT.

El caso es que han tenido que hacer una canalización para reconducir el agua fuera de la cocina. Claro que esto es para hacernos soñar con la playa y poco más, porque la previsión de tiempo que tenemos es de malo, a peor: nieve, frío, aire, niebla y todo lo que los dioses quieran enviarnos. Mientras aguantamos carros y carretas meteorológicas, seguimos ocupándonos de la consulta, atendiendo a los de la tierra y a los expedicionarios. Los pies de Javier han mejorado mucho, el izquierdo sobre todo, pero hay que ser constantes con el tratamiento.

Domingo, 3 de mayo – DÍA DE LA MADRE
Sin ponerme excesivamente sentimental, hoy me acuerdo especialmente de Alejandro, Carolina y Roberto, mis tres hijos. Todos los días, sin excepción, he hecho comparaciones entre la vida que llevan ellos y la vida de los niños con los que nos hemos cruzado desde Kathmandú hasta Samagaón, y la de sus madres. Así que, un día como hoy, es especialmente femenino, que no feminista. En Nepal, la mayor fiesta anual dedicada a las mujeres el Teej. En el libro El brillo violeta de sus ojos: Notas desde Nepal, Barbara J. Scot analiza a fondo el papel y la vida de las mujeres en Nepal que, desde luego, no es nada fácil. Trabajan más y más duro que los hombres, sobre todo en la montaña. Los índices de mortalidad y analfabetismo son mucho mayores en las mujeres (62%) que en los hombres (37%); de hecho, son ellas las primeras en dejar la escuela en cuanto la familia tiene problemas económicos, eso si hay escuela, que en estas zonas tan periféricas no hay ni médicos ni maestros. Es cierto que en las montañas, son las mujeres las que llevan el mando y arrean con las responsabilidades de la casa, los hijos, el huerto, el corral, los abuelos; en el resto del país, la sociedad es más patriarcal. Las mujeres adquieren posición cuando le dan un hijo a su marido. Si éste muere, se espera que la mujer se case con el hermano del marido. Eso sí, no necesitan Ministra para la Igualdad de Género, se igualan sobre la marcha. Si el marido transporta 40 kg. durante cuatro días, de Arughat a Philim, ella también lo hace; en la cooperativa de porteadores de Samagaon, igual están hombres y mujeres, transportando los mismos pesos y cobrando los mismos 15 euros por cada carga de 30 kg.; los hoteles de montaña los suelen atender ellas… En realidad tienen una “emancipación de la mujer y madre trabajadora” casi tan precaria como la nuestra: el trabajo, de subsistencia, los hijos y todo lo demás. De hecho, casi mejor que nosotras, aquí en la montaña llevan muy bien lo de conciliar la vida laboral y familiar: si tienen que trabajar en el campo se llevan a los hijos a cuestas y todo arreglado. Como curiosidad, hasta 2005, las mujeres eran exiliadas con los rebaños durante los días de la menstruación. Hoy, precisamente, sólo hemos tenido mujeres en la consulta, especialmente venidas desde Samagaon; que se suben y bajan 1.400 metros de desnivel con la misma facilidad que las mujeres de Zaragoza se recorren el Paseo Independencia durante una tarde.

Lunes, 4 de mayo – GURÚ RAMÓNJOCHÉ
Cuando se llevan veinte días en un Campo Base que es, digamos, como un ecosistema reducido, en el que no pasan demasiadas cosas (y eso que aquí hemos tenido días “moviditos”), porque estamos la misma gente y el ritmo de vida es siempre el mismo, hasta la más pequeña novedad es digna de mencionarse. Desde primera hora hemos tenido nieve, así que vamos de la tienda-comedor al iglú y del iglú a la tienda-cocina, con las variaciones que permita el sistema. Como tampoco funcionan las placas solares, pues lo del ordenador no es recurso alternativo. Quedan los libros, papel y lápiz, hablar de los partes meteorológicos, de cuándo y cómo acometer la cima, y meditar. Desde hace miles de años los budistas disfrutan de los ilimitados beneficios de la meditación. El Dr. Morandeira, alterna los libros, con el papel y lápiz, y la meditación. Dado el entorno en el que nos encontramos (y la de días que llevamos aquí), está meditando profunda y largamente sobre las enseñanzas del Gurú Rinpoché. Hay cuatro grandes escuelas de budismo tibetano: Nyingmapa, Sakyapa, Kargyupa y Gelupa. El Dalai Lama es la cabeza de esta última escuela, además de líder espiritual de los budistas tibetanos. La escuela más antigua y dominante en el Himalaya nepalés es la escuela Nyingmapa. Su origen está en el sabio indio Padmasambhava, o Gurú Rinpoché, del que se dice instituyó el budismo en el Tibet en el s.VIII. Como ya hemos explicado, el mantra (cántico u oración) budista sagrado es om mani padme um (“Saludo a la Flor del Loto”).
Sin faltar al respeto, ni incurrir en menosprecio del Budismo, que no es una religión, sino una filosofía de vida y un código moral, el Gurú Ramónjoché también tiene un mantra específico –muy de la Ribera del Ebro- que el cantero de Kathmandú le va a tallar en piedra: "Que me la casquís". Resume, de otra forma, la esencia de una filosofía de vida: si no necesitas nada y no deseas nada, ni sufres, ni padeces. En La alegría de la vida, Yongey Mingyur Rinpoché explica cómo el entrenamiento sistemático en la meditación puede aumentar la actividad en determinadas áreas del cerebro asociadas con la felicidad y la compasión. Con una práctica básica de la meditación, podemos encontrar soluciones a los problemas cotidianos y transformar los obstáculos en oportunidades.

Martes, 5 de mayo – OTRA SOBRE HÉROES DE LA MONTAÑA
Estoy sentado en el último escalón del fortísimo repecho que separa Samagaon de la plataforma donde asienta el Campo Base del Manaslu (la montaña del alma) que, con sus 8.163 metros, lo domina todo. Y los veo venir. Son nuestros porteadores: una serpiente multicolor, de hombres y mujeres, que sube por el empinadísimo y zigzagueante camino, con sus 30 ó 40 kg reglamentarios de impedimentas a las espaldas. Samagaon, Samagaon. ¿Cómo explicar cómo es Samagaón? Quizá sirvan de referencia algunas viejas fotos de cómo eran hace 200 años los pueblos de nuestro Pirineo. A Samagaon no se llega por carretera, ni siquiera por una pista, sino por un durísimo e increíble camino de montaña que cuesta siete u ocho días recorrer, desde el último lugar al que es posible acceder con algún tipo de vehículo motorizado o de tracción animal. Y, sin embargo, por seguir a nuestros clásicos (Madoz dixit), Samagaon tiene cerca de 300 fuegos. O sea, que es grande y bien poblado. Con sus típicas casas de montaña, construidas en buena piedra bien dispuesta, el tejado de laja, abajo el establo y arriba la vivienda. Y tiene cuatro hoteles. O, al menos, así los llaman, aunque habría que etiquetarlos de “menos doce estrellas”: con su retrete de agujero comunitario para todos los clientes, sin agua corriente ni luz eléctrica. Aunque, en fin, menos da una piedra. La población de Samagaon es de origen fundamentalmente tibetano, porque el Tibet, hoy severamente puteado por los chinos, está aquí mismo, a la vuelta de la esquina, a una jornada de marcha, atravesando un collado de escasos 4.200 metros, que no es nada para una población asentada a 3.500 metros; o sea, 100 metros más alta que la cima del Aneto. Como es lógico, dado su origen, los samagaoneses (o como se llamen) son fervorosos budistas, lo cual me agrada, ya que me permite conversar con ellos sobre el karma y los caminos de la meditación que conducen al Nirvana, que son temas de mi interés. Pero los samagaoneses que, a pesar de ser montañeses, de origen tibetano y budistas, no son tontos, han desarrollado un particular estatus socio-económico que, en unión de otros pueblos cercanos, les permite mangonear el Alto Valle del Budhi Gandaki. Así que, turista que llega aquí y desea adentrarse por las montañas, tiene que contratar obligatoriamente a los porteadores de entre los miembros de una especie de cooperativa que han constituido entre ellos y que supone su principal fuente de riqueza. Tampoco mucha: unos 15 euros por porteo al Campo Base, transportando 30 kg a las costillas durante 6 horas. Sin alimentación, descansos, seguros sociales ni otras lindezas incluidas, claro. Aunque eso sí, en régimen absolutamente igualitario entre hombres y mujeres, para mayor satisfacción de feministas y ministras del ramo. Supongo. Bueno, pues ahí vienen nuestros samagaoneses, hombres y mujeres, con sus 30 kg a las costillas, terminando de chuparse los 1.400 metros de desnivel que hay que salvar entre su pueblo (que se ve allá abajo) y el Campo Base del Manaslu, en un recorrido de no más de tres kilómetros, con una pendiente de chupate domine, por no emplear palabras soeces. Se lo digo yo, que he tenido que subirla dos veces y he jurado por lo más santo no volver a subirla una tercera. Aunque en estas cosas, nunca se sabe.
Y, ¿cómo vienen nuestros samagaoneses? Pues vienen como vienen: unos con zapatillas, otros con chanclas de baño, otros descalzos; y hasta hay un par que llevan botas de treekking. Ellas, muy púdicas, con sus faldas de lana de yak sin desbastar hasta los tobillos y sus cuarenta refajos. Ellos, con un surtido muestrario de pantalones, entre los que hasta se ve algún vaquero barato y algunos taparrabos. Y, ¿cómo esperamos nosotros? Pues aquí, con la cámara de fotos para retratarlos como a bichos exóticos y extraños, con nuestras magníficas botas dobles y nuestras siete capas de ropa de “goretex sanfonizado” del último berrido, adquirida en BARRABÉS de Benás a tropecientos euros el gramo. ¿O acaso podía ser menos? Por cierto, volviendo a las fotos de nuestro Pirineo de hace 200 años: ¿Recuerdan en que se distinguen los señoritos franceses y barcelonins de nuestros montañeses, denominados “els motxilers”, que les llevaban el equipaje y les servían el almuerzo? Bueno, pues eso. Y ahora, con la mano en el corazón, díganme –sinceramente-, quiénes son los verdaderos héroes de la montaña, si ellos o nosotros.

Miércoles, 6 de mayo – PUESTA A PUNTO
Nos levantamos con sol, aunque ya vemos que durará poco. Por lo menos permite poner el portátil a cargar de 7 a 10, para luego tener dos horas de batería. Por aquí hay mucho revuelo con el asunto de los partes meteorológicos, mañana me extenderé sobre este tema. Parece ser que el sábado habrá una ventana de ocho horas, entre las 4 de la mañana y las 12 del mediodía, en la que los vientos cederán y podrían permitir un rápido acceso a la cima. Comparten este parte la expedición andaluza de mujeres, Mario Panzola –el único italiano que se ha quedado-, la expedición suiza organizada por Gary Gobler, los japoneses y Carlos, que recibe los partes de Víctor Bahía. Marti, de la expedición suiza, ha estado por la mañana hablando con Carlos sobre si les convenía salir o no. Ellos todavía están en fase de aclimatación, y desconocen la situación de la montaña por encima del C-II. Hoy han salido hacia el C-I las chicas andaluzas, los rusos y los japoneses. Mario, Nick –el americano- y Carlos, con sus respectivos sherpas, saldrán mañana. Así que invertimos el día en ultimar detalles del botiquín, revisar el estado de salud de Carlos y Phemba, y en hacer la analítica de control. Física y psíquicamente se encuentran en plena forma y en muy buenas condiciones. Ellos preparan la mochila con todo el material personal, de seguridad y comida que tienen que utilizar estos días de ataque a la cima. Entre unas cosas y otras, se nos acaban haciendo las nueve de la noche.

Jueves, 7 de mayo – CUESTIONES DE METEOROLOGÍA
Después de despedir a Carlos y Phemba, “secuestro” a Javier durante el baño de pies (es el tratamiento para sus congelaciones) y aprovecho para que me explique los pormenores de la meteorología que parecen afectar a montañas como el Manaslu, Annapurna y Daulaghiri. El que sean montañas próximas a un valle muy profundo (el Alto Valle del Budhi Gandaki está a 1.400 metros en picado), condiciona un microclima muy particular, el que se formen tormentas poco previsibles, con aparato eléctrico, o precipitaciones (en forma de nieve) no previstas en los partes, lo que es poco habitual en otros ochomiles. Un meteorólogo no puede ver isobaras, humedad, temperatura, orografía y dar una previsión a una semana vista, sólo a corto plazo (dos-tres días). Para tener una previsión del tiempo a medio plazo, se usan los modelos que utilizan los datos que pueden obtenerse de la atmósfera a partir de satélites, estaciones locales, etc. Todos los datos se introducen en un ordenador que tiene unas ecuaciones del comportamiento de la atmósfera: temperatura, gases, vapor de agua, etc. y se incluye la orografía de la zona, la orientación de la montaña. Cuanta más resolución tenga el modelo (puntos de datos), más precisos son los resultados. Cada 6 horas, el ordenador da una “ensemble” o “salida de modelo”. Introduciendo pequeñas variaciones en las entradas, se ven si las salidas convergen o divergen; si convergen, el pronóstico es mucho más fiable (esto es un análisis de sensibilidad, para ver si los resultados son sólidos). Los principales que se manejan y que son accesibles desde internet son: el Centro Europeo de Medio Alcance (ECMRF), y el organismo americano de la NOAA (que predice los huracanes) que usa el modelo meteorológico público GFS (Global Forecast System). Estos dos modelos dan datos cada 100 km, lo que es poco preciso para estas montañas. Las meteos que nos llegan aquí usan los dos modelos, aplicados a esta zona. Para tener más resolución, hace falta tener mayor nº de datos de más atmósfera, y ordenadores más potentes para tratarlos. Luego hay otras cuestiones particulares. Por ejemplo, la niebla tiene un difícil comportamiento y los modelos no pueden predecirla. Con atmósfera estable es fácil predecir el tiempo; con atmósfera turbulenta es casi imposible predecir la evolución. La salida del modelo son datos brutos: a diferentes niveles o alturas de la atmósfera, te da velocidad y dirección del viento, temperatura, humedad relativa, porcentaje de nubosidad, la precipitación. En el caso particular de subir a un ochomil, se mira el viento a 7.000 m., la temperatura a 8.000…. No es el mapa del tiempo, no te dice si va a nevar, dirá que la humedad es del 95% con unas temperaturas muy bajas, por ejemplo. Y ya de forma aplicada, con vientos superiores a 40-50 km/hora es un riesgo y una locura andar por encima de 7.300 en esta montaña (y en otras muchas), por aquello de que el aire multiplica el efecto del frío (ver la tabla de Sensación Térmica). Estas últimas semanas los vientos en la cima eran de 100 km/h, cuando la temperatura a 8.000 podía estar entre -20ºC y -30ºC. Entre la nieve y el viento, esto se está poniendo muy difícil.
Mª ANTONIA NERÍN Y JOSÉ RAMÓN MORANDEIRA

2 comentarios:

  1. OM MANI PADME UM
    Con la labor que estais realizando, seguro que los Dioses os acompañan en vuestra estancia ahi, y en el regreso a España.

    Un abrazo
    Luises y Concha

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  2. Buenas, María Antonia. ¡Qué distintas se ven las cosas desde la llanura murciana -y a 30 grados. Sin duda, estáis viviendo una gran experiencia, que no sé si la reconocerá la ANECA -tenéis quwe pedir certificados a los sherpas...-, pero que vosotros y a los que ayudáis, no olvidaréis jamás.

    Un abrazo. Antonio Pato

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