El Grupo de Investigación “Salud y Seguridad en la Montaña” se creó con el fin de investigar en la prevención de los
accidentes de montaña desde tres áreas íntimamente relacionadas en la persona en su interacción con el medio:
Seguridad en la Montaña, Medicina de Montaña y Aspectos Psicológicos relacionados con la Montaña.
Contacto: grupossm@gmail.com

lunes, 20 de abril de 2009

Diario del Trekking hasta el Campo Base

Desde el Campo Base del Manaslu nos llegan nuevas y buenas noticias. Con buen tiempo y buena salud, José Ramón y Mª Antonia van desarrollando tanto la labor asistencial como la toma de datos para la investigación.
Nos han enviado el diario, que han ido escribiendo en el trekking, con fotos, comentarios y datos culturales muy interesantes que copiamos a continuación.
DIARIO DEL TREKKING
Martes 31 marzo – Jueves 2 de abril
Los budistas nepaleses consideran que los dioses son seres vivos y presentes, y por ello, influyen directamente en todos los asuntos humanos. Perciben lo divino en las personas, los árboles, ríos y montañas. El saludo habitual es Namasté, que significa, "saludo a tu divinidad interior". Son muy tolerantes, pacientes, pragmáticos, acogedores, y de sonrisa amable. En este país coexisten más de 60 grupos étnicos, con casi 100 dialectos. Es, sin lugar a dudas, crisol de culturas. Nepal, de extensión similar a Grecia, se extiende desde los fríos Himalayas (en sánscrito, morada de las nieves) a las calurosas llanuras indias: 14 regiones y 75 distritos o provincias.

Viernes, 3 de abrilDESTINO: la región de los Ghurkas Kathmadú – Arughat
Tras imponernos un khata (pañuelo de oración tibetano que se ofrece a invitados distinguidos) en las oficinas de Thamserku, el checo (Radek), los iranís (Mahdi, Ali, Taher y Arman) y los dos médicos de la expedición (José Ramón Morandeira y yo misma), salimos en un exótico minibús TATA 4x4 hacia Arughat: 3 horas para recorrer 45-50 km de la carretera principal del país, que une Kathmandú con Phokara, hora y media de carretera secundaria, y otra hora y media de pista sin asfaltar. No me extenderé en detalles sobre la red viaria del país. Sin duda alguna, la etapa más arriesgada de la marcha de aproximación. El trekking de aproximación al Manaslu se inicia en Arughat, en la región de los Ghurkas, soldados nepaleses del ejército de "su graciosa majestad", la Reina de Inglaterra. Estos soldados, de raza gurung, llevaban en su uniforme el tradicional khukuri de sus tierras (cuchillo arqueado). En Arughat se distribuyeron las cargas entre los porteadores que esperaban la llegada de los expedicionarios.
Una vez instaladas las tiendas para pasar la noche, tenemos la primera asistencia, Mahdi presenta una faringitis inespecífica que tratamos con Ibuprofeno.

Sábado, 4 de abrilLOS ARROZALES
Arughat (500 m) – Sotti Khola (700 m)

Día poco intenso, para empezar a calentar los músculos y las articulaciones; sólo seis horas de trekking. El desnivel entre inicio y fin ha sido pequeño, pero el acumulado no tiene desperdicio. Vamos siguiendo el valle del río Budhi (vieja) Gandaki (río), con valles adyacentes por los que bajan los khola (río torrencial o barranco) que desaguan en el Budhi Gandaki. Cada vez que atravesamos uno de estos khola, bajamos 200-300 metros de desnivel para volver a subirlos y recuperar la curva de nivel por la que va el camino, a través de laderas escarpadas, trabajadas en bancales o terrazas en las que se cultiva el arroz. Este cereal se cultiva en Nepal hasta los 2.000 metros de altitud; maíz, trigo y mijo hasta los 2.800 m.; patatas, trigo sarraceno y centeno pueden cultivarse hasta los 4.000 metros. Tras instalar el campamento, la consulta: Mahdi ha vomitado 6 ó 7 veces, así que dieta líquida y Primperán; Ali refiere gastritis, le damos Almax; Radek se queja de dolor de muelas, tras inspeccionar la boca no tenemos duda: caries galopante con infección a lo bestia, así que AINEs y antibiótico.

Domingo, 5 de abril – PAREADOS, ADOSADOS Y UNIFAMILIARES
Sotti Khola (700 m) – Khursani Bari ((950 m.)
Empezamos pronto a caminar, sobre las 7.15 de la mañana, para adelantar trayecto antes de que empiece a hacer calor. Estos días estamos alcanzando más de 30 grados a la sombra entre las 11 y las 3 del mediodía. Atravesamos pueblos extremadamente pobres, viendo desde chabolas de madera y uralita, una junto a otra (ADOSADOS), pasando por viviendas divididas (PAREADOS), y algunas independientes, tipo borda (UNIFAMILIARES). Pueblos por los que pasa un arroyuelo por medio, en los que se mezcla la precariedad con la llegada de la modernidad. En estos arroyuelos, se lavan platos, ropa, se coge agua para la cocina o se lavan las personas… ¿máximo aprovechamiento de los recursos? En la parada para el lunch, aprendemos el "muchas gracias" en nepalí: dhamyabad (que suena algo así como tamnevat). La comida ha sido en la orilla del Budhi Gandaki, después de una mañana de sol y calor. Hay un "chiringuitos" tipo playa con unos calderos con agua –más o menos fresca- en los que tienen cerveza, Pepsi o Coca-Cola y ¡¡Mirinda!! ¿Os acordáis de esta naranjada? Yo hacía más de 25-30 años que no la veía. Estos alpinistas que nos acompañan están ciertamente "perjudicados". Mahdi presenta un cuadro compatible con sinusitis, está claro que no podemos tener confirmación radiológica, pero la clínica obliga a ponerle antibiótico; Radek refiere crazy pain, así que analgesia "larga mano": anestésico tópico, Adolonta, Nolotil y Diazepan. No dejo de pensar en el Dr. García Cabo, Cirujano-Dentista de Alcañiz. El Dr. Morandeira y yo lo hemos visitado 6 veces entre enero y marzo, para tener la boca en condiciones para no tener problemas en altitud, nos sacó unas cuantas piezas en la citada ITV. Una caries, un quiste periodontal o un flemón, puede echar a perder cualquier expedición, sin contar lo mal que se pasa.

Lunes, 6 de abril – LABORES Y OFICIOS DE ANTAÑO
Khursani Bari (950 m.) – Jagat (1.400 m.)

Hoy hemos tenido un día fino, de sol, calor y desnivel acumulado. Una hora después de iniciar la marcha, hemos llegado a TATOPANI (que significa "agua caliente"), con una fuente termal a 30º grados y otra a 48º. Sin ningún tipo de reparo por parte de nadie, nos hemos quedado todos en "ropa interior esportiva" –de lo más discreta- y nos hemos desincrustado la porquería y el sudor de los últimos días. ¡Qué gusto! Oye, hasta los "persas" (los 4 expedicionarios iraníes que van al encuentro del equipo de Carlos Pauner); digamos que son muy poco (o nada) islámicos. Seguimos constantemente el valle del Budhi Gandaki, cambiando de ladera atravesando puentes colgantes, de más "tecnología ingenieril" que las palancas por las que cruzamos los khola. Los ríos, arroyos, barrancos y demás corrientes de agua que atravesamos, guardan una capacidad hidroeléctrica nada explotada. Los pueblos sin luz, sin teléfono, sin carreteras… y unas posibilidades enormes para desarrollarse. Evidentemente, necesitan la voluntad del gobierno y la inversión correspondiente. A lo largo del camino hemos fotografiado el día a día de estas gentes, que no difiere mucho de la labor de montañeses de otros países: arar la tierra, sembrar, recoger leña, cuidar los animales, moler el cereal, coser, y otras tantas duras labores ya olvidadas en las ciudades, que ha sido como retroceder en el tiempo. Jagat es una de las puertas del Área Protegida del Manaslu, se nota. La entrada es un camino empedrado que, al lado de los caminos por los que hemos pasado, parece una avenida. No se ve basura, hay un programa especial para controlar el acúmulo de papeles, plásticos, botellas y demás deshechos. Hemos llegado tras hora y media de lluvia, menos mal del paraguas the best Gore-tex in the world. El día de hoy nos ha llevado ocho horas. Los "aguerridos persas" no han dejado de filmar y de hacer fotos, van sobrados de "tecnología punta".
Después de instalarnos, Radek nos enseña un "magnífico flemón", ha de seguir con el mismo tratamiento hasta que podamos abrirlo.

Martes, 7 de abril – LOS HÉROES DE LA MONTAÑA
Jagat (1.400 m.) – Deng (1.800 m.)

Esto empieza a ponerse "cuesta arriba". La consigna general (para porteadores y alpinistas) es Bistare, bistare: o sea, despacio, despacio. Los porteadores llevan la carga en unos cestos que ellos llaman doko, que sujetan a la cabeza o el cuerpo con una cinta de tela que llaman tumpline, cargan entre 30 y 40 kg.
Hoy es un día especial, desde Salleri hemos visto las primeras montañas nevadas; el primer rhododendrum arboreum, arbusto que alcanza hasta los 18 metros y que da la flor nacional del Nepal, que va desde el rojo-granate al blanco, lali gurans en nepalés, florecen en marzo-abril; el primer chörten (estructura religiosa budista tibetana), el primer muro mani (muros de piedra en los que se depositan pizarras o piedras talladas con el canto u oración budista tibetana –mantra- que reza om mani padme hum, que significa "salve a la joya del loto", o lo que es lo mismo, "salve a la máxima divinidad"); estructuras ambas que hay que sobrepasar por la izquierda, según la tradición budista.
A lo largo de este precioso, pero duro trayecto, nos hemos encontrado con los habitantes de la montaña, trasladando pesadas cargas, descalzos, poco abrigados, mal comidos… está claro que los héroes son ellos, no los aguerridos alpinistas.

Miércoles, 8 de abril – LA "SELVA" HIMALÁYICA
Deng (1.800 m.) – Namrung (2.500 m.)

Seguimos bistare, bistare. A medida que vamos subiendo, cambia el aspecto de la gente con la que nos cruzamos. En Kathmandú y durante las primeras jornadas de la marcha de aproximación, las mujeres gastaban un atuendo hindú; en cuanto hemos sobrepasado los 1.600-1.800 metros, las mujeres van vestidas como las tibetanas, las facciones van cambiando, el color de la piel y los adornos. Nos cuenta Kancha, nuestro sirdar o guía, que los habitantes de esta zona no son Gurungs, sino Tibetanos en formas, costumbres, aspecto y filosofía de vida. Los caballos y vacas a esta altitud tienen el pelo largo. Los Gurungs son tibetano-birmanos, se llaman tamus o montañeses y habitan la zona media del centro del Nepal. Unos 12.000 de los 120.000 tibetanos exiliados, viven en Nepal. En esta zona norte, hay numerosos puertos de montaña que comunican Nepal y Tibet. Nos encontramos con los primeros molinillos de oración, muchos de ellos movidos por agua, como las norias de los molinos. Cada vuelta que da el molino es una oración que se eleva a los dioses. El bosque, casi selva, es impresionante, árboles de magnitudes asombrosas, agua con una fuerza y caudal impresionante. Los puentes colgantes son de madera, con más movimiento oscilante que los que cruzamos los primeros días. Las proporciones de todo: vegetación, barrancos, puentes, agua, montañas… son sobrecogedoras. Llevamos 6 días de marcha de aproximación, no nos hemos cruzado con ningún extranjero. Es un trekking de lo más recomendable, por la belleza de los paisajes, la amabilidad de la gente, el aislamiento que se respira, las joyas de la naturaleza y la mano del hombre que pueden llegar a disfrutarse… para los poco entrenados o con rodillas "cascadas", conviene hacerlo en etapas más cortas. Nosotros seguimos el ritmo de los expedicionarios que conforman el grupo de Carlos Pauner y, aunque los seguimos bien, es un poco acelerado. A pesar de ello, hacemos fotos, hablamos con la gente, preguntamos sobre todo lo que encontramos, nos admiramos con las cosas más simples: una ventana, el ruido del agua, las flores de los rododendros, cómo baña una madre a su bebé, una lista sin fin. Al llegar a Namrung, nos toca drenar el absceso periodontal de Darek. Para el checo y los persas es todo un espectáculo (¿?): fotos, vídeo y de todo. Como se ve en la foto, con medios de circunstancias: un cepillo de dientes como separador. Y ya que estamos reunidos y a 2.500 metros, aprovecho para tomar constantes de todo el equipo: tensión arterial, saturación de oxígeno, frecuencia cardiaca y respiratoria. Todos fenomenal, incluido el Dr. Morandeira, que son envidiables: TA 120/70, Sat 96%, FC 65 por minuto, FR 20 por minuto (publicadas con su autorización). Como dice él, está clarísimo que hacer ejercicio y alejarse de Zaragoza, es lo que le sienta bien, además de no fumar, claro.

Jueves, 9 de abril – LOS HIMALAYAS
Namrung (2.500 m.) – Samagaon (3.500 m.)

Etapa de lujo y broche de oro de la marcha de aproximación. Antes de salir, vendaje funcional en el tobillo de Susan, cooker assistant, porque ayer tuvo una distensión del ligamento peroneo-astragalino anterior del tobillo izquierdo (y está claro, que eso del "reposo" no va con esta gente). En la primera hora y media nos apretamos 500 metros de desnivel, además de los sube-baja para atravesar los khola. En tres horas habíamos llegado a Lho, donde se enclava un monasterio budista tibetano Rimbun en lo alto de una colina. El tiempo no acompañaba nada, hacía tanto frío, que en lugar de comer el lunch en un patio, nos metimos todos en la casa de unos lugareños (matrimonio y tres hijos). Fue como una invasión, no creo que muchos se dejaran en España "abordar" en su propia casa. Típica casa del lugar, una sola habitación con fuego bajo, sin chimenea y un sitio para cada cosa: vajilla, mantas, textos sagrados, cestos, y poco más. En menos de una hora habíamos salido disparados hacia Shyan, empezaba a llover y pronto se convirtió en nieve. Nos quedaban 500 metros de desnivel por salvar (en km lineales, ni se sabe). Las condiciones de frío, nieve y ventisca que nos acompañaron la última hora y media de camino, hasta llegar hasta Samagaon, fueron difíciles de sobrellevar; mojados, cansados, con las manos ateridas de frío, sin apenas visibilidad…pero nosotros íbamos bien equipados, y con poco peso (entre 6 y 8 kg.), lo duro era ver como tiraban los porteadores, sin calcetines, con chanclas de piscina, con 30 kg. de peso y una bolsa de plástico para cubrirse. Es para verlo. Dadas las condiciones, decidimos que nada de montar tiendas y que todos al Mount Manaslu Hotel, que es como un refugio de montaña, pero al lado de lo que se ve en los pueblos, es un hotelazo con las máximas comodidades. Para cenar, celebrando nuestra llegada, nos prepararon yak cortado casi como carpaccio, lo que no disimulaba lo durísimo que es. Sólo ponernos a cubierto y cambiar la ropa mojada por seca, fue un alivio. Nos dieron una habitación para los siete, así que meternos en el saco de plumas y amontonarnos, fue lo mejor del día.

Viernes, 10 de abril – JORNADA DE DESCANSO
Nos hemos levantado con una mañana magnífica. En Samagaon, a 3.500 metros, hay unos 20 cm. de nieve. En el campo base (CB) las tiendas están completamente "enrunadas". El equipo ruso, con 92 porteadores, ayer a mediodía tuvo que darse la vuelta porque la ventisca y la mala visibilidad no les permitía reconocer el camino. Estamos todos tomando el sol en el patio del refugio (perdón, Mount Manaslu Hotel). Hemos dedicado el día a secar la ropa, descansar, comer, ordenar fotos, y a conocer a los aquí "sitiados".

Sábado, 11 de abril – PRESION ASISTENCIAL
Esto es como cualquier pueblo español, ha corrido la voz de que había una expedición con médicos. Desde las 9 de la mañana se ha ido amontonando la gente del lugar en la entrada del patio. El médico más próximo lo tienen en Kathmandú o en Pokhara, a cinco o seis días de aquí; además, no hay sanidad pública, tienen que pagar importantes cantidades –para lo que es la economía de subsistencia de estas gentes- por cada consulta o prueba diagnóstica. Hemos desplegado todos los medios que el HCU (Hospital Clínico Universitario) del SALUD (Servicio Aragonés de Salud) ha puesto a disposición de la expedición de Carlos Pauner, y durante ocho horas hemos atendido al que se ha acercado. Ha sido necesaria una traducción simultánea a 3-4 bandas: tibetano  nepalés  inglés ( español), éste último paso sólo si le gritaba al Dr. Morandeira lo que había. Hemos atendido desde un bebé de 8 meses con otitis bilateral perforada, hasta una abuela de 83 años con insuficiencia respiratoria: muchas otitis, dolores, heridas, gastritis, entre un sinfín de patologías. Para calcular las dosis de medicamentos para los niños, hemos tenido que usar la báscula de los porteadores, pesando a las pobres criaturas como si fueran fardos. Menos mal del buff de la FAM (Federación Aragonesa de Montañismo), porque los niños tenían piojos a barullo y para explorar un oído no hay más remedio que pegar tu cabeza a la del niño. Hemos parado 40 minutos para comer (de 12.30 a 13 horas), porque el cooker tiene su horario y no puede ser disturbado. Eso de comer mientras había quince personas en cola, mirándonos y esperando pacientemente, ha sido muy incómodo. Y luego, cuando piensas todo lo que tenemos en España, lo poco que se aprecian los servicios a disposición del ciudadano, lo muchísimo que se abusa del sistema de salud y lo muchísimo que se queja la gente, dan ganas de traerlos a vivir aquí 15 días en las condiciones en las que viven y sobreviven estas personas, que afrontan la adversidad y la precariedad con alegría.

Domingo, 12 de abril – EL MONASTERIO DE SAMAGAON
A primera hora no había pacientes, entre las 7 y las 8.30 sacan a los yaks (y naks) de los corrales para llevarlos a pastar. Hoy ya no hay nieve en los campos. Así que hemos aprovechado para acercarnos al monasterio budista tibetano. Nos hemos descalzado para entrar –sería una falta de respeto no hacerlo-: khatas (pañuelos-ofrenda), pinturas murales, thangkas (pinturas en telas de algodón que se cuelgan), ruedas de oración, olor a mantequilla de nak (la hembra del yak) e incienso de enebro en las lamparillas del altar, los cuencos de agua, las ofrendas de grano y fruta y, presidiendo, las esculturas doradas de Buda. Las hileras de cojines de los monjes, donde se sientan para leer los textos con un murmullo rítmico que invita a la meditación. Estos textos están escritos en sánscrito, en papiros alargados, de unos 50-60 cm. de izquierda a derecha y de unos 20 cm en vertical, que se "encuadernan" entre dos tablas y se envuelven en telas con brocados, para almacenarse en unas estanterías compartimentadas. En este monasterio hay 3 lamas y 60 monjes-monjas. Uno de los lamas ha tenido a bien bendecir el Kabu (una hornacina con un Buda en postura de "larga vida") y el Genthu (un colgante de piel que lleva un Buda y dos mantras u oraciones como en una mini-funda de piel) que el Dr. Morandeira había comprado a un refugiado tibetano en Kathmandú. Nos hemos tenido que esperar a las 12 porque el Lama estaba ocupado recogiendo estiércol para su huerto. Mientras se hacía la hora, hemos paseado por el recinto del Monasterio, donde están los alojamientos de los monjes y los huertos, entre los yaks pastando y el glaciar Yamnang, silencio absoluto. Todo este periplo matutino con los monjes y el Lama, sin que ellos hablaran español ni inglés, y sin que nosotros hablemos ni nepalés ni tibetano. Era gracioso ver los gestos y esfuerzos que hacíamos todos por entendernos. Después del "lunch", más consulta: otitis en niños, dolores articulares en abuelos, cervicalgias y lumbalgias en porteadores, gastritis y algún que otro caso de echarse a llorar.

Lunes, 13 de abril – EL PUEBLO
Samagaon es el pueblo de montaña más grande que hay en todo el recorrido de la marcha de aproximación al Campo Base del Manaslu. La mitad de la población son niños. Tendrá unas 250 casas, al puro estilo montañés: corral en planta calle y patio trasero, vivienda en primer piso, almacén o granero bajo techo. En piedra y madera, techos de pizarra. Calles de barro y estiércol. Está previsto el empedrado de la calle principal: 420 metros, 105.957 Nepali Rupies (unos 1.000 €), y un plazo de ejecución ¡¡de 8 años!!. Chörtens y manis por doquier. Queda en un valle-circo que conforman el Manaslu (8.163 m.), Naike (5.515 m.), Panpoche 1 (6.620 m.) y 2 (6.504 m.), Simnang Himal (6.251 m.), y los glaciares Punggyen, Manaslu y Yamnang. Un poco más arriba, en Samdo, a dos horas de camino, nace el Budhi Gandaki. El pueblo recuerda mucho a esas fotos y descripciones hechas por los pirineistas franceses a principios del siglo XIX; es como haber retrocedido 150 años en el tiempo. Los niños salen al encuentro de los turistas gritando “swing, swing”, que pretende ser “give me a sweet” o “dame una chuche”. En cuanto sacas la bolsa de gominolas, sin saber cómo, te ves envuelto por una docena de niños descalzos, mocosos, desarrapados y con unas manos que no han visto el agua en días. Eso sí, alegres, risueños, encantadores. Esta es una zona de fuerte influencia tibetana, dos pueblos más arriba está la frontera con el Tibet. La lengua, la ropa, la raza, la comida, son claramente tibetanas. El traje de las mujeres, tibetano, es precioso: una túnica cruzada, que puede ser de manga larga o sin mangas, de paño oscuro (marrón, negro, verde, granate) o lana de yak, que puede ir forrado o no de “borreguillo”, camisa de mangas ablusonadas, leotardo de franela-lana, delantal por delante y faltriquera por detrás que sujetan con un fajín estampado que les da dos vueltas a la cintura y un cinturón estrecho de tela o cuero con aplicaciones de plata o estaño. Colgando, por encima del delantal, una cuchara con mango tallado. El calzado está “modernizado”, llevan algo parecido a aquellas primeras chirucas que llevamos todos hace 30 ó 40 años; aunque los mayores todavía llevan una especie de bota de piel de yak con polaina de lana. Hombres, mujeres y niños llevan todos colgantes de piedras semi-preciosas, como amuleto protector: una turquesa y dos corales, un ojo de Buda y varios corales, rosario de semillas (Budha’s tree malas) con alguna turquesa y/o coral, varios corales, uno o varios ámbar… Por encima se cubren con un chal o mantón de lana de yak o pashmina (lana de cabra) y gorros multicolores tejidos a mano. Tanto ellas como ellos se prestan a portear el equipamiento de las expediciones, entre 30-40 kg por porteador, sin distinción de sexo (y eso que no tienen ministra para la igualdad de género). Por cada porteo al BC cobran 1.600 NR (unos 15 €), y por cada kg que pasa de los 30, tienen un plus de 60 NR (50 céntimos de euro). En realidad, una miseria; pero para ellos ha supuesto una revolución económica importante, dada su economía de subsistencia. De hecho, tienen una especie de cooperativa de porteadores, y sólo ellos pueden hacer los proteos al BC, todos los porteadores de las empresas de trekking que llegan dejan aquí su carga y se organiza el porteo con los habitantes de Samagaon.

Martes, 14 de abril – LA COMIDA DE LAS MONTAÑAS
Esta mañana han salido tres expedicionarios japoneses hacia el BC, ¡¡con 120 porteadores!!, lo que significa de 4.200 a 4.800 kg; con lo que llevan pueden pasar 2 meses en el BC. Como nos hemos quedado solos, nos hemos instalado en la cocina del lodge-refugio para desayunar y hemos aprovechado para alcahuetear. Tienen unas mantequeras en las que mezclan la mantequilla de leche de nak, té, leche y sal, para hacer el “tibetan tea” o sucha, que les aporta energía e hidratación; la verdad es que sabe horroroso. Para comer son bastante monográficos: daal bhaat, que es arroz con una sopa de lentejas (daal), que son la principal fuente de proteínas de estas gentes, y puede ir acompañado de verduras; como pan, se hacen una masa de harina y agua (pani) que dividen en pequeñas bolas y extienden con el rodillo, si las fríen, es “tibetan bread” y si las hacen a la plancha, es chapati; por la noche cenan patatas cocidas untadas en una salsa de tomate, chilli y pimentón, además de thugpa, que es una sopa tibetana de fideos. La carne de yak o pollo se guarda para los días de fiesta o para las bienvenidas. Como en estas altitudes no se cultivan la vid, destilan un licor de arroz, patata, o cereales varios que llaman chang –si no está filtrado-, o racksie –cuando está filtrado-, y lo guardan en unas originales botellas de madera con adornos de latón, a las que llaman thaka. Lo habitual es que coman con las manos. A la dieta le faltan verduras, fruta y pescado, pero no hay otra opción. Es curioso que al 80% de los “samagaoneses” varones, jóvenes, a los que hemos tomado la tensión arterial y la saturación de oxígeno, podríamos calificarlos de hipertensos; la mayoría tienen tensiones diastólicas (o mínimas) superiores a 90 mmHg. La mayoría no fuma, y ejercicio físico hacen sin conocimiento; puede ser cosa de la raza, de la dieta, de la altitud, del tipo de esfuerzo que hacen, o de todo un poco. Sin embargo en ellas, el sexo débil, no hemos objetivado cifras elevadas de tensión diastólica. Para animar (o desanimar), mientras escribo, oigo como caen las avalanchas en el entorno del Manaslu. A última hora se ha acercado uno de los Lamas del monasterio para que le viéramos las rodillas y, de paso, “nos ha echado las bendiciones” para subir al BC, además de bendecir mi colgante con el ojo de Buda y un mandala de turquesas y corales, en el que ha guardado harina y arroz.

Miércoles, 15 de abril – EL CHOCOLATE DE DON JULIO
Hoy por la mañana hemos salido a las ocho hacia el BC, 1.400 metros de desnivel por delante. Los porteadores empiezan a caminar antes. El sirdar que nos acompaña es Lhakpa. Es curioso el que muchos habitantes de Nepal llevan por nombre el día de la semana en que nacen: Dawa (lunes), Mingmaa (martes), Lhakpa (miércoles), Phurbu (jueves), Pasang (viernes), Pemba (sábado) y Nyima (domingo). Una vez pasado el pueblo y cruzado el río –una distancia como de Benasque a Anciles-, ha empezado la cuesta, y ya no le hemos dejado en todo el camino. Subir 1.400 metros de desnivel por encima de los 3.500 (y luego no bajar) es una salvajada. Queríamos hacer la subida al BC en dos etapas, pero cuando los de aquí llevan otra idea, no hay manera de torcerles el plan. Lhakpa, que ha estado siete veces en la cima del Everest y es de la etnia Sherpa, tenía prisa por llegar al BC, así que puso el turbo y nos dejó amablemente para que fuéramos subiendo a nuestro ritmo. A las tres horas y media de salir, José Ramón tuvo algo parecido a “una pájara”. En cuanto llegamos al primer arroyo paramos para descansar, beber agua del arroyo (con unas pastillas de sales minerales para evitar diarrea por ingesta de líquido hipotónico) y comer algo de chocolate, porque con el esfuerzo, la altura y el calor, no nos apetecía nada comer el pic-nic que llevábamos. JR se hizo una siesta de 50 minutos y parecía haberse recuperado. Estábamos a mitad de camino, en el lugar idóneo para pernoctar, con una pequeña explanada, pero íbamos solos, sin tienda ni sacos. Decidimos seguir subiendo, quedaban otras tres-tres horas y media. A las 14.30 h empezó a entrar la niebla, subíamos por terreno con barro, nieve y hielo, cruzando torrenteras con fuerte caudal saltando de piedra en piedra, de vez en cuando perdiendo el “big way” (supuestamente “gran camino”, en el que escasamente cabían dos pies juntos), a ratos, incluso medio trepando, y siempre cuesta arriba. Cada 20 minutos, parada para beber y comer un poco de chocolate. Una hora después se puso a nevar, íbamos solos, sin visibilidad, por una arista que seguía subiendo, y sin saber si quedaba mucho o poco para llegar. JR iba ya muy cansado, sobre las cuatro me dijo “no sé si queda mucho o poco, pero ya no puedo dar ni un paso más, aquí me quedo” y se sentó en una piedra. La niebla, la nieve, cada vez menos luz, a la derecha una pendiente considerable de nieve a sotavento, a la izquierda la misma pendiente, sin nieve, que acababa donde empezaba la barrera de seracs. Lo de vivaquear en pelotas era una posibilidad que no quería ni contemplar. Como ya no podía quedar mucho le dije “no te muevas de aquí, me adelanto en una carrera para intentar localizar el BC y pedir ayuda, ves chupando chocolate”. Más que carrera era “paso ligero encorrido” porque los 4.700 metros se notaban y yo, ni soy super-woman, ni montañera agresiva como los expedicionarios con los que compartimos este proyecto. Gracias a Dios, a la Virgen de la Encontrada, a la bendición del Lama, o a la buena estrella que nos acompaña, después de unos 400-500 metros, vi una tienda-iglú amarilla de la que salía un sirdar. Entre lágrimas de agobio por la situación, el estridor respiratorio consecuencia del esfuerzo de “la carrera”, aquel hombre pensó que o me estaba muriendo o era una de las formas malignas de Parvati, consorte de Shiva. Cuando recuperé un poco de calma y aliento, le pedí en un correctísimo inlgés que se acercara al BC español para que me enviaran ayuda para acompañar a un hombre de 63 años que había dejado sentado a unos cientos de metros y que estaba exhausto. ¡Y todo lo que me dijo fue: “pues no sé, porque con este mal tiempo…”! Como llevaba toda la subida “acordándome” de nuestro sirdar, de Thamserku (la compañía responsable de este tenderete) y de toda su parentela, en un correctísimo español le dije: “¡Me cago en la hostia!” para puntualizar a continuación “or you send two porters o sirdars JUST NOW, or I will make a big fire with all the tents , here in the Base Camp. I come back to look after him and wait for you”. Y me volví corriendo a la piedra en la que había dejado a JR. Como “el que tuvo, retuvo y guardó para la vejez”, JR había reemprendido la marcha, sacando fuerzas de donde no tenía, y –cómo no- desobedeciendo el “no te muevas de aquí”. Hicimos juntos los 400-500 metros que nos quedaban; unos 10 metros antes de llegar al emplazamiento español, vimos como Lhakpa y un porteador venían con aquel primer interlocutor nepalés con el que había contactado al llegar al Campo Base. Ya se sabe, en Nepal “JUST NOW” se interpreta como “tranquilamente, sin prisa”. Eran las 16.30 horas. Todos los componentes de nuestra expedición estaban en el Campo I para pasar la noche. Lhakpa, cocineros y asistentes habían echado la tarde jugando a las cartas. Pedí sopa y té para los dos, revisé nuestras constantes y a las cinco nos metimos en los sacos. Salvados, por el chocolate de Don Julio, que tiene un 80% de manteca de cacao (que no es lo mismo que un 80% de cacao), pura energía, y a la cabezonería y perseverancia del Dr. Morandeira de ir siempre adelante, “retacular ni ta prener arremetida”. Ya dijeron el Dr. Aguarón y del Río, cardiólogos del Clínico de Zaragoza, que la prueba de esfuerzo “evidenciaba muy buena condición física para su edad”.
Mª ANTONIA NERÍN Y JOSÉ RAMÓN MORANDEIRA

3 comentarios:

  1. Parece como si hubieseis trasladado la consulta de los jueves en Zgz, pero en grado superlativo y todos los dias. ¡Ánimo que todo es por el bien común!

    Un fuerte abrazo
    Luises y Concha

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  2. Namaste:
    Excelente relato Mª Antonia, y magníficas fotos. Por unos minutos, he vuelto a sentir la experiencia vivida en Nepal el año pasado.
    Me daís una envidia tremenda.
    Deseo que disfrutéis de nepal, la convivencia con los Nepalís y el magnifico himalaya. Animo ya estaís en el Campo Base.

    Fernando Sin.

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  3. He leido vuestros relatos por recomendacion de mis amigos catalanes, los que atendieron a la mujer corneada por el yac (por cierto creo que hay algun "error" malintencionado sobre la persona que hizo esa primera cura)

    Aunque no hicierais cumbre, aunque vuestro recorrido no sea el previsto, lo que estais haciendo es apasionante. Convivir y ayudar a esa gente todo lo que podamos es poco. Desde su miseria, tienen tanto que enseñarnos......

    A los que hemos pasado de los 60, pero tenemos la suerte de seguir en la montaña, vuestras palabras nos rejuvenecen y nos dan fuerzas para seguir en la brecha.Animo y suerte.

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